Hace aproximadamente 2 años entré
a una página de ventas en donde encontré un artículo que me hizo recordar
épocas de infancia frente a un televisor de pocas pulgadas hasta altas horas de
la noche, los fines de semana. Jugar The Legend of Zelda después de 25 años
había picado mi interés y, viéndolo a tan bajo precio (15 soles…. y era uno de
los juegos caros), lo compré sin saber en ese momento que me estaba metiendo
progresivamente en un mundo de imaginación pura en donde la billetera no puede
contra la nostalgia - en muchos casos. El mío, ha sido más de una vez, uno de
ellos. Siguieron Metroid, Megaman, Super Mario Bros. Castlevania, consolas,
revistas, afiches, juguetes y un no tan largo etcétera.
Han pasado 2 años y veo con mucho
asombro el cambio repentino o la movida que adquiere mucha fuerza en este país.
Y con eso, salen a la palestra aquellos nuevos vendedores que han malogrado
bastante el mercado ya que pagan precios bastante altos que, sumada la ganancia, el
consumidor final no está dispuesto a pagar. Los vendedores antiguos se molestan
bastante o le dan un nuevo giro a su negocio ya que comprar un juego antiguo es
ahora pagar un precio caprichoso por algo que, a final de cuentas, no vale
tanto. La poca sapiencia de un negocio que podría ser beneficioso para las dos
partes se ve alterada por una fuente que repercute directamente en el mercado
limeño pero no necesariamente lo representa. Me explico: lo primero que hacen
los revendedores cuando adquieren un juego que tiene un mercado cautivo es
meterse a eBay y ver a qué precios se vende en el mercado americano. Craso,
craso error. Cuando ven que The Legend of Zelda se vende en 20 dólares, creen
que automáticamente eso se verá reflejado en el mercado limeño. Generalmente,
quien ”pica” o le da click al artículo es alguien que no ha vivido la primera
generación de ese juego en particular y, con 13 a 18 años, la curiosidad y un
YouTube masivo, se empiezan a considerar ‘coleccionistas vintage´. Porque lo
vintage, claro está, es ahora la moda que rige los gustos de cualquier ser
humano que tiene en su casa un termómetro viejo y grande que usaba la abuelita
y que ahora se atesora no con mucho cariño, sino con miras a pronosticar (sin
saber) a cuánto se puede vender un artículo como el mencionado.
Punto para el revendedor, quien
pudo colocar el artículo al precio que sintió era correcto.
En ESE momento.
Pero, qué pasa después?
Lo siguiente: coloca el mismo
artículo adquirido al mismo precio y …no se vende. El revendedor no entiende;
no hizo su tarea bien? El verdadero coleccionista conoce el mercado, hasta
cuanto aguanta su billetera y el precio correcto y no se rige por una política
gringa como eBay cuando sabe que puede encontrar el mismo artículo a mucho
menor precio en páginas diferentes.
El revendedor ni siquiera
necesita saber hablar en inglés. Basta con saber que la conversión del dólar al
sol es de 2.90 aproximadamente y ese es el precio que creen que se debe manejar
en este mercado. Segundo error. El revendedor se da cuenta que el juego no se
vende a ese precio y se da cuenta que está perdiendo clientela y que esa
clientela está buscando el mismo juego por otro sitio y comparando precios. La
política de ‘libro cerrado’ en Perú rige como norma y es que nadie da a conocer
su propio negocio por miras a que nadie más entre en el rubro…pero, recuerden,
siempre hay uno que sopla más de lo que debe, o no?
Vale la pena coleccionar juegos
de Nes por estos días? Pat the NES punk (una celebridad en estos menesteres de
YouTube) nos dice que sí. Si bien es cierto que el catálogo de Nes entre juegos
oficiales y no oficiales supera los 700 títulos, hay todavía algunos de ellos
que vale la pena jugar y tener en el archivo porque siguen baratos: Ninja
Gaiden II, por citar un ejemplo, lo
puedes encontrar en 20 soles. Y las consolas está lo suficientemente asequibles
como para poder armar algo interesante en lo próximos meses. Eso sí; el valor
de ciertos juegos se ha, tranquilamente, quintuplicado y en ese caso, no vale
la pena pagar el precio exorbitante cuando por lo mismo que pagas puedes
comprar juegos de última generación. Es así que he observado como gente cuelga
en páginas de subasta peruanas juegos que bordean los 400 soles, sin caja, sin
manual y con una etiqueta dañada. Con 400 soles te compras una computadora, te
bajas un emulador (gratis) te bajas toda la biblioteca de Nes y Snes (también
gratis) y juegas todo lo que quieras. Eso es mucho más recomendable que comprar
un juego tan caro y que no vas a poder revender ni siquiera a la mitad de lo
que te costó. El mercado peruano, señores, no es y nunca será igual que el
norteamericano. Hay juegos que todavía encuentras aquí que valen una millonada
afuera; pero eso no necesariamente debe hacerlo caro para este mercado, sobre
todo si el revendedor ha pagado menos de 10 soles por él.
Al final, quien hace que el
mercado incremente el precio y que los vendedores se vuelvan ávidos por
conseguir ciertos juegos o algo relacionado a la franquicia que venden es el
consumidor final. La culpa, que quede claro, es del consumidor final. Es ahí
donde muchos se dejaron ganar por la pasión. Y luego, indefectiblemente,
empiezan a vender sus propios artículos (en menos precio y aún así se demora en
ser vendido) por no poder mantener algo en su colección que les resultó
demasiado caro y que nadie aprecia tanto como él mismo.
Dicho todo esto, el coleccionismo
está en pleno furor en este mercado que solo ha visto un crecimiento sin
precedentes en los últimos 8 años…y he tenido la suficiente destreza o alianza
para mantener bien a mis proveedores y pagar siempre el precio justo para ellos
y justo para mí. He dejado pasar artículos de gran interés por no estar de
acuerdo con mi presupuesto de hobby hasta que encuentre la mejor oferta y es
que, la experiencia, me ha sabido traer el conocimiento necesario para poder
ganar la guerra aunque, de vez en cuando, haya perdido alguna batalla.
Los dejo con una página de
emuladores para sus respectivas PC´s (el purista dirá que no hay nada mejor que
darle ON a su respectiva máquina y estoy de acuerdo en ciertos casos pero, a
falta de pan…)
Saludos,
José Carlos