jueves, 24 de septiembre de 2020
Melómano
Hay un melómano maldito que, con precisión quirúrgica, desmenuza, cada nota, cada verso, cada párrafo y cada línea que aparece en mi cabeza de vez en cuando. Su tarea fundamental es la de no publicar a menos que sea del total agrado de quien escribe. Muchos errores han sido corregidos y muchas palabras han vuelto a tallarse para no ver la luz al final del túnel. Los acordes que predican un cambio en la manera de componer una nueva canción se vuelven, una vez más, silencio.
Aquél melómano que tiene por manos dos afilados bisturís, corta y pega, arriba y abajo, devuelve a quien le pertenece el trabajo. En la mesa de operaciones se encuentran las enfermeras (la duda y la inseguridad) limpiando todo para que quede reluciente, como si nada nunca hubiera estado encima de ella. Se miran y sonríen por el buen trabajo. Nunca se despiden, nunca descansan, trabajan siempre horas extras. Hasta cuando no las llaman. Una dedicación bárbara.
Pero el pensamiento constante no me deja en paz. El cerebro no deja de respirar y me levanta a altas horas de la noche. O madrugada. Afina puntería hacia una nueva idea que muchas veces termina siendo un reciclado de algo que ya pasó, ya se dijo o ya se escribió. Trae consigo la premisa de hacerla actual, de perpetrarse en la psiquis del lector o el crítico por un ominoso y momentáneo segundo para luego dormir el sueño de los justos.
No logro vencer la barrera de la confusión y el miedo que generan las miradas que siguen caminando sin detenerse a leer el contenido de mis letreros de calle. ¿Estará todo tan mal escrito? Luego de leerlo y re leerlo me respondo solo que sí y borro a toda prisa cualquier idea que se manifiesta en el blanco lienzo. Para qué retenerla si no cambia vidas para bien…
Pero me doy cuenta de que la pluma no se agota. No necesita tinta, siempre está cargada. Tal vez moviendo las palabras de orden, calculando la frase de manera aleatoria descubra el sentido que le quiero dar. Vuelvo a escribir. Al frente, en la otra esquina, veo al doctor con los bisturís afilados y listos. Y, aunque una vez más, opere y salga victorioso al lado de sus enfermeras, algún día la mano le empezará a temblar. Y las enfermeras dejarán de reír. Y, atónito y atontado, me mirará directamente a los ojos.
“Jaque Mate” – le diré con orgullo.
domingo, 31 de mayo de 2020
Una antigua rola...
Cómo no agarrar las viejas hachas y probar que tan bien suenan con latencia y distancia? Nos mandamos nomás para ver qué tal. y no estuvo tan mal para ser la primera vez. Sin equipos profesionales, sin estudio, sin micrófonos, sin batería y con los celulares. La experiencia fue entretenida sin complicarnos tanto la vida y grabando cuando podíamos a la hora que fuese necesario. Tal vez el video sea un gusto adquirido pero lo demás estuvo a la altura de los teléfonos de quinta que tenemos los integrantes de esta pequeña banda de covers en inglés. No dejo link, ni un "dale click al video" porque me parece nefasto estar pidiendo limosna por algo que crearon otros y nosotros estamos repitiendo. Pero te dejo la imagen por si en algún momento de tus horas diarias de Facebook te gana la curiosidad y te tomas esos 7 segundos que te quita teclear el nombre de la banda y buscar el tema. Total, tiempo hay un poco más en estos días, no?
Y, abre despacio una cerveza si llegaste hasta aquí. La gente ya no lee nada, oígame. pero si las letras son tan bonitas...no lo entiendo!
Bueno, así como vine, me voy.
Y gracias porque esta noche es una buena noche para cantar y ser escuchado por algunos soñadores como el que escribe. A veces olvido lo bonito que se siente sonreír cuando hiciste algo que te alegra el día. Vamos por más.
Chau.
martes, 5 de mayo de 2020
Atchoo, la balsa..!
A él le contaron que era un lugar
mejor para irse a vivir. Que la gente hable, no importa, total si siempre el
mundo habla mal de todo el mundo porque para eso hemos sido hechos. Le dijeron
que prepare sus maletas porque el cambio cultural iba a ser chocante pero nos vamos pa arriba mano. Ya no había
mucho que hacer: Con una fuerte gripe, Julio se tomó un último ron con sus
hermanos Sixtilio y Josué y se fue a dormir esa noche temprano porque había que
levantarse de madrugada y sin hacer mucha bulla. Tenía el sabor de un buen
habano en la mente cuando se perdió en los brazos de Morfeo.
“Allá está la solución. A tan
solo pocos kilómetros. Ya ves que todos se fueron y tú te quisiste quedar
aduciendo que aquí la tierra es buena casi todo el año para la cosecha. Pero ya
ves que no es así. Aquí lo bueno se lo roban, lo medio es mal pagado y lo malo
nos lo comemos nosotros. Así no se puede vivir. Mira, un mesesito allá y ya le
estás enviando plata a la Carmen que, oye, te va a extrañar, pero tu mira pal
frente que sudando lo mismo que sudas a diario aquí, vas a poder cobrar más
pesos allá. Y, de paso, disfrutas un poco de lo bueno que viene con esa vida
que todos hemos querido y que pocos han tenido.”
“¿Qué hace un poco de agua a la
altura de las rodillas a la hora de correr hasta la balsa? Te mojas y un poco y
aguantas el frío unas horas. Luego…el paraíso. ¿Quieres ser escritor? Allá te
publican. ¿quieres cocinar para todo el mundo? Allá te entrevistan y sales en
la tele y la gente va a tu puesto de panes con manteca. Sales de acá y todo
viene allá. Eso sí, con lo primero que ganes te arreglas la dentadura que la
tienes muy amarilla. Luego sonríe y me envías postales de Miami, no te vayas a olvidar de mí, ok?”
Un terrible humor emanaba de su
cuerpo, del cuarto que habitaba. Con él, el sonido triste de un goteo que lo
hacía dormir todas las noches. Ésta, particularmente, era la más difícil de
todas. Pero estaba corriendo, pasando por todos los lugares que su mente se
había preparado a nunca más olvidar. Incluyendo la sonrisa de la Carmen. Los ronquidos
del viejo Paco al final de la quinta. Las 3 rosas que eran lo único bonito que
adornaba el espacio compartido con tantas otras familias. El perro guardián de
la puerta. Tantas, tantas cosas. Nada importaba ya, estaba dormido. Listo para
ese viaje que no pudo nunca hacer porque a la hora de despertarse y salir muy
callado hacia el medio de transporte que lo llevaría a un mejor lugar para
vivir su vida se encontró con una gripe ta fuerte que lo pararon a medio camino
indicándole que saldría luego, otro día,porque esa gripe iba a delatar a los
cuidadores del puerto.
Así que Julio se quedó 5 calles
atrás, viendo como la gente se escabullía rumbo a la balsa, en silencio.
Nunca más tuvo la oportunidad de
salir de la isla. Aunque siempre recibió postales de la familia que se fue,
fumó buenos habanos y se quedó un tiempo más con Carmencita (antes de que ella
decidiera irse unos meses más tarde por el mismo medio). Mira tú lo que
ocasiona una gripe mal curada.
domingo, 3 de mayo de 2020
Preámbulo
Preámbulo:
Ah.
Long
time no see.
Te estabas convirtiendo en uno de esos que ante un tiempo de sequía deja
de cosechar para siempre. Pero yo estaba siempre tocando por la puerta trasera.
Eras tú el que no quería abrirme. No te culpo. Bien no nos ha ido siempre ¿no?
Es más culpa mía que tuya ¿sí? Por ahí va la explicación ¿eh?
La verdad es que te he estado
observando, sigilosamente. Y te has metido entre cuentos y revistas; apagaste
de lleno el televisor y limpiaste la vieja máquina de escribir. Tomaste un vino (tú que no tomas) y
disfrutaste de la familia mientras mirabas de reojo el piano, la guitarra, el
bajo, las viejas computadoras. Y pagaste a tiempo el internet. Mira tú. ¿Será
que tienes ganas de empezar algo nuevamente? No soy yo la que dirá que no,
sabes que siempre estoy lista. Pero el traje completo sólo te lo puedes poner
tú.
¿Ves? Tan mal tampoco te queda el
traje. Y lo siento en el aire, no a todo
esplendor todavía porque tienes que tomar un poco más de vino mezclado con la
confianza que te caracteriza cuando tus sentidos están enfocados en algo que te
apasiona. Eso, viene con el tiempo. No toma mucho, no. Esbozas esa pequeña
sonrisa de lado que te hace cómplice de alguna aventura que tramas en silencio
y en secreto. Ah, sí. Allí está. Empieza a tomar forma. Qué bueno.
Has aprendido que las condiciones
necesarias no siempre están a la mano aunque tienes más de lo que necesitas en
ciertos casos. Y lo valoras. Eso es una gran fuente de inspiración que no
siempre se manifiesta aunque el motor está encendido. Pero tienes que arrancar,
darle uso, si no la batería termina por bajarse por nada. Así que ordena tus
ideas, los diálogos, los personajes, las experiencias y tírate un chapuzón
pronto. Es necesario para ti. Ya no reniegues. Volver a respirar aire fresco (ése
que te hace sonreír pese a todo) hace que des un primer paso. Trata que no sea
en falso.
Habla con la noche de la noche. Siéntate
a conversar un rato con alguna guitarra, ellas siempre te escuchan. Sintoniza el
sentimiento con el pensamiento. Y escribe. Escribe, que este papel no se va a
acabar. Lo único que se acaba es el tiempo. Pero también te acompaña, sobre
todo en el silencio de tus días ¿o no? Calcula la palabra perfecta en la
oración correcta para que el impacto sea mayor y que este pequeño preámbulo sirva
del gran impulso que haga correr vida entre tanta fantasía. Pinta de colores
aquellos números, notas, hojas y no te distraigas tanto con cosas que te gustan
pero que no hacen de tí alguien que necesita expresarse. Crea, construye,
descubre, practica, respira y sonríe de vez en cuando por dentro. Yo estoy
aquí, siempre, a tu lado, mirando que haces y acompañándote. Nunca me fui, me
dejaste ir por mucho tiempo pero, bueno, otra vez juntos ¿no? Por enésima vez
¿si? Anda sírvete un café que yo te espero para ver qué podemos hacer ¿eh?
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