A él le contaron que era un lugar
mejor para irse a vivir. Que la gente hable, no importa, total si siempre el
mundo habla mal de todo el mundo porque para eso hemos sido hechos. Le dijeron
que prepare sus maletas porque el cambio cultural iba a ser chocante pero nos vamos pa arriba mano. Ya no había
mucho que hacer: Con una fuerte gripe, Julio se tomó un último ron con sus
hermanos Sixtilio y Josué y se fue a dormir esa noche temprano porque había que
levantarse de madrugada y sin hacer mucha bulla. Tenía el sabor de un buen
habano en la mente cuando se perdió en los brazos de Morfeo.
“Allá está la solución. A tan
solo pocos kilómetros. Ya ves que todos se fueron y tú te quisiste quedar
aduciendo que aquí la tierra es buena casi todo el año para la cosecha. Pero ya
ves que no es así. Aquí lo bueno se lo roban, lo medio es mal pagado y lo malo
nos lo comemos nosotros. Así no se puede vivir. Mira, un mesesito allá y ya le
estás enviando plata a la Carmen que, oye, te va a extrañar, pero tu mira pal
frente que sudando lo mismo que sudas a diario aquí, vas a poder cobrar más
pesos allá. Y, de paso, disfrutas un poco de lo bueno que viene con esa vida
que todos hemos querido y que pocos han tenido.”
“¿Qué hace un poco de agua a la
altura de las rodillas a la hora de correr hasta la balsa? Te mojas y un poco y
aguantas el frío unas horas. Luego…el paraíso. ¿Quieres ser escritor? Allá te
publican. ¿quieres cocinar para todo el mundo? Allá te entrevistan y sales en
la tele y la gente va a tu puesto de panes con manteca. Sales de acá y todo
viene allá. Eso sí, con lo primero que ganes te arreglas la dentadura que la
tienes muy amarilla. Luego sonríe y me envías postales de Miami, no te vayas a olvidar de mí, ok?”
Un terrible humor emanaba de su
cuerpo, del cuarto que habitaba. Con él, el sonido triste de un goteo que lo
hacía dormir todas las noches. Ésta, particularmente, era la más difícil de
todas. Pero estaba corriendo, pasando por todos los lugares que su mente se
había preparado a nunca más olvidar. Incluyendo la sonrisa de la Carmen. Los ronquidos
del viejo Paco al final de la quinta. Las 3 rosas que eran lo único bonito que
adornaba el espacio compartido con tantas otras familias. El perro guardián de
la puerta. Tantas, tantas cosas. Nada importaba ya, estaba dormido. Listo para
ese viaje que no pudo nunca hacer porque a la hora de despertarse y salir muy
callado hacia el medio de transporte que lo llevaría a un mejor lugar para
vivir su vida se encontró con una gripe ta fuerte que lo pararon a medio camino
indicándole que saldría luego, otro día,porque esa gripe iba a delatar a los
cuidadores del puerto.
Así que Julio se quedó 5 calles
atrás, viendo como la gente se escabullía rumbo a la balsa, en silencio.
Nunca más tuvo la oportunidad de
salir de la isla. Aunque siempre recibió postales de la familia que se fue,
fumó buenos habanos y se quedó un tiempo más con Carmencita (antes de que ella
decidiera irse unos meses más tarde por el mismo medio). Mira tú lo que
ocasiona una gripe mal curada.