“Siempre amé ese dibujo” – comentó Miller – “Cuando terminé de hacerlo empecé a bailar por mi estudio”. Increíblemente, el dibujo no muestra mayor cambio una vez que Lynn Varley le puso el color, algo bastante inusual en la obra de Miller quien es conocido por hacer cambios en el último instante. La imagen, es no sólo la más memorable de toda la saga escrita por Miller, sino también la más representativa de la década de los ochentas en lo que a superhéroes se refiere lo que hizo que el valor se vaya hasta las nubes. El comprador, oh sorpresa, permanece en el anonimato…seguro poniendo su nueva adquisición al lado de algún cuadro de Dalì o Picasso. No me sorprendería que el comprador sea el mismo Bruce Wayne.
Con el paso de los años, el arte original de las más populares figuras del cómic se ha vuelto un negocio muy rentable y han iniciado querellas que nunca terminan entre los dibujantes y las compañías que tienen el derecho de autor o copyright de los personajes. Y es que el dibujo sigue siendo un negocio grande para aquellos coleccionistas que aprecian el mal llamado noveno arte en todo su esplendor. Y, valgan verdades, a que coleccionista no le gustaría tener esta página enmarcada en su pared para el deleite y la envidia de otros lectores de cómics? La primera imagen es la vendida; la segunda es tal como apareció en la revista publicada originalmente en 1986.
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