Escusas de los pobres hombres que no valen nada:
“Hoy desenmascaré en mí a un vándalo
Hoy no respeté ninguna herida mayor
Hoy derribé sueños entre escándalos
Hoy la bala mató a la razón
No hay culpables ni escusas
Soy quien soy por decisión
Es mi pistola en la ruleta rusa
Es mi cara en tu televisor
Quién te hace parecer inclemente?
Te dí la lírica de una nueva canción?
Que lleva escrita 20 siglos de rabia
Que lleva el título de “Discriminación”?
Hoy desenmascaré en mí a un vándalo
Hoy no respeté ninguna herida mayor
Hoy derribé sueños entre escándalos
Hoy la bala mató a la razón”
Los actos de la parada fueron la escusa perfecta para que aquellos pobres hombres conviertan a una sociedad seudo democrática (o disfrazada en aquella palabra) en un campo de concentración. La muerte no es la solución lógica para estos vándalos que creen luchar por justicia. Ponerlos a trabajar para y por el pueblo que tanto quieren proteger en la cárcel por unos treinta años es algo que considero más justo y democrático. Pero, si quisiera ser un anarquista total, decidiría por una alta dosis diaria de electroshock.
Si fuese un anarquista. Y tomara la ley en mis manos.
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