lunes, 20 de agosto de 2012

Pequeño mundo.

El cuarto era de 6x6; estaba decorado con 3 cosas como máximo: una silla, una mesa y una máquina de escribir. Las hojas las había llevado yo. Me instalé cómodamente para escribir un relato de 200 hojas con prisa. La puerta de salida la había cerrado con llave y no existía ni una sola ventana. Allí sudaría letras por el espacio de seis o siete horas y así poder tener el machote por el que me estaría exprimiendo la cabeza por consejo de mi editorial. No llevé el celular ni existía teléfono alguno así que la guerra había empezado entre el papel en blanco que me miraba desafiante y mis dedos que nunca  tecleaban lo rápido que necesitaba para poder terminar una idea completa.
Di un par de vueltas a la mesa como examinándola y luego jale la silla en un rápido movimiento. Puse los dedos sobre las teclas del medio de mi teclado y, sin pensar, empecé a teclear. Sin darme cuenta y casi sin respirar, había escrito más de una página sobre una tal señora Saunders y los efectos que le producían el alcohol y los cigarrillos ahora que su esposo le había dejado una herencia millonaria; de repente, apareció frente a mí un cuadro cuando levante la cabeza por primera vez para poder relajar los músculos del cuello.
Un cuadro.
 Apareció.
De la nada.
Me pare de la silla y me dirigí hacia él. El cuadro retrataba un edificio en trazos perfectos; reconocí inmediatamente la obra. Piranesi. Sin duda alguna. El cuadro lo reconocí por algún viejo libro que guardaba en mi biblioteca personal. No me interesó de donde había salido. Solo supe que por ahora me haría compañía. Y estuve feliz y asustado al mismo tiempo.
Me senté tranquilo para poder seguir admirando el cuadro y lentamente empecé a teclear lo que mi imaginación dictaba; la señora Saunders había cometido un delito en un edificio igual al del cuadro al ser la asesina de su esposo pero la forma perfecta y macabra en que lo había hecho no dejaría ninguna pista a ser seguida por ningún policía. La vida le sonreía a esta señora. No existiría nadie que pueda resolver el caso porque no existía ninguno. De repente, levanté la cabeza nuevamente y descubrí debajo del cuadro una estantería con las obras completas de Arthur Conan Doyle. Todos los libros estaban correctamente empastados ,firmados por el autor y eran de primera edición:  “Sherlock Holmes” se leía en los lomos.
Fascinado por las apariciones comprendí rápidamente el juego: No estoy solo. Algo, alguien me quiere decir algo. Decidí seguir escribiendo rápidamente. La señora Saunders tenía uno de esos relojes de cuerda y tenía unas gafas pequeñas y redondas….subí nuevamente la mirada y apareció el libro de Lewis Carroll “Alicia en el país de las maravillas”. En primera edición. Firmada por el autor.
…”Si pues…”- me dije- “Original no estoy siendo…”
Me di cuenta que estaba copiando estereotipos, dejándome influenciar demasiado, reciclando viejas historias e imaginando algo nuevo que contar sobre libros ya escritos y leidos hasta el hartazgo. Saqué la hoja, la hice una bola y la tiré contra el suelo. Inmediatamente el cuadro y la estantería que tenía los libros que fueron apareciendo mientras yo escribía se esfumaron.
Reí y cerré los ojos. Visualicé el cuarto como me gustaría que fuese. El color de las paredes, la decoración y hasta el olor. Con los ojos cerrados empecé a teclear dándole vida a una historia singular, que no tendría como protagonista a nadie más que a mí, a mis amigos, a las calles que conozco, al barrio, al puesto de la esquina, a las pequeñas calles miraflorinas y a su silencio. Escribí sobre las noches largas pero abrigadas, sobre los sándwiches que preparaban a media cuadra, sobre algunos desayunos con risas, sobre el frío y una sopa caliente cuando no hay más que comer, sobre mi carro en constante desafío con el kilometraje, sobre el camión de basura que pasa a las 3 de la mañana sin hacer mucho ruido, sobre un par de gatos que aúllan a la luz de la luna y sobre un mundo que se abre día a día sorprendiéndome más y más.
Las hojas volaban y se posicionaban perfectas cuando una terminaba para darle paso a la siguiente. Pronto había escrito más de 200 hojas con las mil cosas que se me ocurrían. Abrí los ojos y mi cuarto era perfecto, era único y original; como lo había soñado desde siempre, con cuadros pintados por amigos y cartas sobre la mesa escritas por la familia, un perro tirado al lado de la nueva chimenea que había aparecido y una foto de ella riendo como cuando éramos más jóvenes.
Tchinnnng! Sonó la máquina de escribir que le había pertenecido a mi abuelo. Había terminado el relato de la noche y me senté a admirar el cuarto antes de sacarle la llave a la puerta y cerrarlo.
Salí y apagué a luz de las cuatro paredes que contaban historias y pensé en cómo me gustaría verlo decorado el día de mañana. Ojalá pueda hacerlo mejor pero definitivamente estaba complacido con el color del día de hoy.
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(Todas las imágenes con Copyright de sus respectivos autores.)

viernes, 10 de agosto de 2012

Feliz 50 años Spidey!!!

Felices 50 años Spidey! Muchas gracias a Steve Ditko, Stan Lee y John Romita Sr. por crear aquellas memorables aventuras en sus primeros 10+ años de vida. Aquellas historias que nos hicieron fantasear de chicos y grandes. Peter, eres un grande y espero que algún día vuelvas a tener un escritor bueno que merezca escribirte tan bien como las historias en los 60´s y 70´s. Hasta entonces seguiré guardando mi muñeco de Spider-man de Mego en un pedestal.

Thwipp!!!!

lunes, 6 de agosto de 2012

To do: check!

To do: Una lista que nunca acaba.
Somos parte de un engranaje social que tiene preparado todos los días una lista de cosas que debemos hacer. ¡Ay de tí si olvidas algo…! Por más que lo quieras, recuerda que alguien te observará y sacará rápidamente alguna conclusión (tal vez certera, tal vez errada) de la persona que eres.
Por eso, al levantarte no dudes de cumplir las obligaciones por la mañana. Tiende la cama y lávate los dientes y la cara sin chistar. Desayuna sin leer el periódico y llega pronto al trabajo. Que el jefe te vea siempre temprano y bien vestido; conviértete en un indicador de éxito andante. Saluda al mundo con aquella sonrisa que tanto practicaste en el espejo y sal a caminar los domingos temprano para realizar aquel ejercicio que tanto necesitas. Sé el camaleón que necesita el mercado.
Artífice de lo incorrecto, príncipe de lo vulgar e incorregible inconformista, siempre dudé ante la certeza de la primera respuesta. ¿Por qué colocarme las medias del mismo color? ¿Por qué el pelo corto en trabajos de saco? ¿Por qué no un poquito de anarquía con fundamento? Y el arma siempre es la misma. La inconformidad y el cuestionamiento ante lo pre establecido. Si funciona para tu carácter bien. Y si no, descubrir cómo hacer que las cosas funcionen a tu propia manera es la manera más sensible y honesta de vivir, siempre y cuando no interrumpas ni le faltes el respeto a nada de lo que los demás crean. Respeta y serás respetado.
La mirada de mis compañeros de trabajo siempre me indicaba lo mismo. Reían conmigo cuando el jefe no estaba presente. Se callaban cuando llegaba la autoridad. Confraternizaban en la sala de almuerzo. Pero veía la preocupación de sus caras al acomodarse las corbatas cuando llegaba a la sala algún tipo con un poco más de autoridad o rango. Siempre me pareció un poco gracioso el sudor que emanaba de algún cuerpo preocupado. Nunca me pareció muy graciosa la sonrisa de quien tiene que reírse ante el chiste del jefe.  
No es hipocresía per se; es también, un poco de miedo, ese miedo que atrae al silencio instantáneo cuando entra aquella figura a la que le debes mostrar respeto. Y como a mí la sonrisa me salía tan natural ante una regla social que nunca estuvo muy bien fundamentada porque, hasta lo que yo se, ese tipo no sabe más que yo entonces…nada. Me reía del silencio. Y el silencio, en algunas instancias, es gracioso. Como cuando te miran mal por no atender en clase. Porque en realidad no te importa lo que estén diciendo. No toca tus fibras ni sentidos el saber que mañana será un buen día porque tu compañía habrá vendido más de la cuenta. No te da alegría porque no es tu visión, así de simple. Así que decidí crear mi propia visión y echarle ganas a algo que me interesa. La música y la lectura es lo mío.
Suficiente sobre mí. Déjame preguntarte, ¿qué es lo que más te gusta hacer? Y cuando nos sorprendes con algo de tu visión? Nunca es tarde para empezar, así que ponte a trabajar y demuéstrate lo bueno que eres en lo que más te gusta. De paso que le callas la boca al mundo y nos sorprendes uno de estos días.
Un libre abrazo a tu conciencia e imaginación.