martes, 23 de agosto de 2011

Quién sabe, Alicia...(VI)

Cuando Alicia despertó miró a su alrededor para estar segura de estar todavía en ese lugar que los cobijaba del mal exterior. “Tomate la primera poción” – dijo Alicia cuando vió a Alonso despierto – “es mejor ahora que vamos a salir”. Ella demostraba seguridad en todo lo que hacía y Alonso la admiraba por eso.
“Cuál? La poción roja? Verde? Cuál? Dime!” – respondió él viendo el contenido de los frascos.
“La primera poción que encontraste; recuerdas cúal era?”
“La azul!” – respondió él y se lo tomó sin prestarle mucha atención al sabor de ésta que era un poco amargo.
“La poción sirve para distraer al enemigo. Ellos te verán como tu quieres que te vean. Es muy poderosa en ese sentido. Si quieres ser un árbol ellos te verán como un árbol pero debes tener cuidado. Los árboles en este mundo caminan…pero no corren. Lo que trato de decirte es que estudies tu entorno, mira como se comportan las cosas y luego toma una desición. La fórmula solo trabajará para ti…a los demás nos pueden ver.”
“Muy bien”-  dijo él.
De repente el hada salió de su bolsillo y se presentó con todos. Les indicó muchas cosas que no conocían sobre el camino y que ella les ayudaría en esta aventura. Su nombre era Felicia. Tenía una hermana que quería ver desde hace mucho tiempo y no se atrevía a deambular sola por allí…ellos la aceptaron aunque Alicia dudó por un momento.
El conejo vió su reloj-mapa y exclamó:” Listos? Todos al sendero púrpura que nos llevará hacia Twinkletoe para poder hablar con la oruga. Él sabrá como dirigirmos correctamente hacia donde habita el sombrerero y así poder vencerlo.
Cetro en mano, Alicia lideró la salida de sus compañeros hacia un lugar oscuro y hostil en donde les esperaban situaciones que tendrían nefastas consecuencias en este mundo.


“Cuidado arriba!” gritó el conejo. En el horizonte se acercaron dos Kepteks volando feroces hacia ellos tan pronto se retiraron del cristal que los cobijaba. Alonso se asustó y se paralizó…de pronto sintió la mano de Alicia que le dijo “corre!” y el empezó a moverse con ellos buscando un lugar en donde esconderse.
“Pronto! Conviértete en algo para que no te vean y mantente al margen de la pelea por ahora!” dijo ella. Alonso empezó a mirar todo lo que ocurria alrededor de él y decidió que para los kepteks no habría otra solución que convertirse en una roca. Alicia estiró la mano con el cetro y atacó a cada uno con electricidad. Los kepteks se retiraron tan pronto empezó la pelea.
“Bien!” –dijo el hada- “Buen muchacho!---estás bien?”
Alonso solo la miró y le dijo que sí, que se había asustado mucho pero que estaba muy bien.
Alicia miró a Alonso con una pequeña sonrisa y le dijo “Sabía que podrías.”
El sonrió de oreja a oreja e inflando el pecho. Todos rieron excepto el conejo que dijo: “Pronto! A la montaña más cercana! Esto no ha terminado!”
Echaron a correr tan rápido como pudieron mientras el hada les colocó un hechizo pequeño que los hacia casi invisibles por el resto del camino hacia el segundo cobijo en este extraño lugar.

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