miércoles, 3 de febrero de 2016

Qué difícil.

Qué difícil fue sacarte una sonrisa! Conecté el Blu-ray, compré pop corn, pagué el cable y netflix (de paso un televisor Smart donde ponía tu foto de salvapantalla) pero tú no reías. Te conté mil historias que aún guardo solo para tí y puse a calentar un par de sueños en nuestra tostadora favorita pero…qué difícil fue sacarte una sonrisa.
Añadí  7 archivos nuevos a dropbox, tuve 7 mensajes en whatsapp de quién sabe quién, llamé por viber pero no contestabas, te agregué en facebook, cancelé las deudas por internet, compré la comida más cara para el perro y lo saqué a pasear todas las mañanas. Compré el periódico diariamente porque siempre lo requerías, agua de bidón cristalina, llegaba del trabajo a cantarte con la guitarra, puse un buen sistema de alarmas contra robo y dos puertas cortafuego, adquirí la casa más bonita para ti, muy grande para que puedas acondicionarla como quisieras. Llené de gasolina el carro y me fui a comprar flores al lugar en donde te ví por primera vez, cargué bolsas llenas de la comida que más te gusta y cuando regresé te escuché llorar.
Me senté al lado tuyo, te enseñé todo lo que había hecho y cuando te pregunté cómo te había ido en el día, sólo me miraste y no me respondiste. Me diste la espalda y te pusiste a llorar nuevamente.
Lo entendí.
Hora de abrir la jaula.

Viste la oportunidad, desplegaste las alas y te fuiste sin despedirte y nunca miraste atrás. Entendí el mensaje la primera, única y última vez que te ví desaparecer en el horizonte.

*todos los derechos reservados al autor. imagen: gettyimages 2015.

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