sábado, 11 de mayo de 2013


“Anoche, mientras dormía, soñé que me había casado con el amor de mi vida. Nos mirábamos por un buen rato, como los cómplices eternos que hemos sido y dejábamos a los chicos en clase para escaparnos a algún lugar. Sentí, al comienzo, una felicidad indescriptible. Tan fuerte que me despertó. Serían las 4:30 de la mañana, hora en la que suelo despertarme últimamente cuando me acuesto antes de las 12:00 am. Bueno, la cosa es que desperté y me ví envuelto en mi realidad. Al lado mío, la mujer con la que me casé, dormía tranquila. Vi como respiraba e imaginé cómo estaría respirando la de mi sueño en ese momento. No volví a dormir.”

“El tema de casarse con una buena mujer – le dije a mi compañero de tragos– es que no es la mujer perfecta. Y, claro, esa no existe o, lo que es peor, existe pero está tomada.  Y yo no estuve nunca seguro de casarme, pero en un momento de debilidad le entregué el anillo y ahora estoy aquí sentado contigo, contándote estas cosas en vez de estar en casa. Es que no es mi casa, no es mi carro, no es mi vida, ni soy yo. Creo que es una buena mujer pero prefiere a sus amigos antes que nada, siempre quiere salir y hace tiempo que siento que no la veo a los ojos. Y eso que me casé hace menos de un año, pero así están las cosas ahora. Por si acaso, no vayas a decir nada, ella no sabe lo que realmente pienso.”

“Pienso que perdí la mejor oportunidad de mi vida hace algún tiempo, pienso que no estoy contento, el sexo es más aburrido que tomar agua, uffff….no sé que hice. Hace unos años todo era intenso y diferente, con diferentes mujeres, sin preocupaciones y luego enamorado hasta los pies de una chica pero bueno, no se concretó nada. Creo que extraño lo lindo que era levantarse a las 5 de la mañana a tener relaciones con alguien a quien realmente quieres, para luego dejarla en casa e irse a trabajar tranquilo. Y con una sonrisa de oreja a oreja. “

“Lo que pasa es que no me acostumbro a esta vida Juan, me entiendes? Y no sé por qué. Ella es buena, todos me lo dicen y yo lo siento así. Podemos hablar de muchas cosas, nos gusta el cine y reírnos. Pero si siquiera intento despertarla para besarnos un rato lo primero que recibo es una patada o que está cansada o si la abrazo mientras se cambia, me dice que espere a que termine de peinarse y esas cosas. Iniciativa no hay, creo. Y si la hay, es a su momento y como eso me pone de mal humor porque no tengo el control, entonces yo ya no juego. Es un poco complicado.”

Juan dejó la cerveza de lado por un rato. Esperaba a que me dijera algo pero sólo me miraba. Hasta que por fin abrió la boca. “Salud. Bienvenido a la vida de casados.” Se rió. “¿Qué esperabas? ¿Qué querías? Y la pregunta final, ¿por qué lo hiciste? Y si las tres respuestas son exactamente iguales, o sea un rotundo no sé, entonces estoy sentado frente al idiota más grande que he conocido en mi vida.”

“Salud”- contesté yo. Luego dejé el vaso medio vacío sobre la mesa.

“Pensé que todo iba a ser diferente, que iba a ser más intenso que cualquier affaire pasado, que cualquier beso robado antes. Nada que ver. No es aburrido, pero le falta acción a la acción de vivir, me entiendes?”

“No. No te entiendo. No entiendo hasta ahora por que te casaste si siempre estuviste enamorado de otra persona o por qué lo hiciste si siempre te gustaron las mujeres. Hombre, ni vuelta que darle. Las cosas siempre claras entre los dos. Si tanto la piensas entonces divórciate nomás, total, está de moda.”

“Si ya lo pensé pero la extrañaría igual. Y el tiempo en que estuvimos separados fue un despertar para mí porque me enamoré pero no funcionó. Me di cuenta que el amor no radica en una sola persona, ni que existe tu media toronja o esas estupideces….”

“Naranja.” – me corrigió él.

“Bueno, eso. Para mí el amor lo construyes con alguien con quien tienes compatibilidad y creo que fui 100% compatible con alguien antes porque me conocía como nadie me conoce pero eso no maduró. Entonces regresé porque se presentó la oportunidad pero bueno, ahora estoy en esta situación de no saber qué hacer. ¿Qué harías tú en mi lugar?”

“Ja. Yo ya estuve ahí. E hice lo correcto: me divorcié. Y estuve casado con una mujer muy bonita pero hasta eso aburre. Luego estuve con muchas chicas y la pasé bárbaro pero al final del día, la soledad me iba deprimiendo por las noches y sólo esperaba que alguien viniera a mi rescate. Y alguien vino. Y no es tan bonita como la anterior, no. Pero me rescató y me casé y ahora estoy contento. Porque la felicidad es sólo un estado de ánimo y tú, por lo visto lo tienes muy decaído. No sé si por todas las cervezas que nos hemos tomado pero aquí estamos”.

“Sí. Aquí estamos.”

“Bueno salud, señor. Te diría para darnos una escapada como los viejos tiempos pero sé que tu respetas mucho a la que es ahora tu esposa así que eso está descartado.”

“Sí…nada que ver lo que yo quiero es volver a respirar fuego y no sé si con mi esposa lo vaya a lograr. Ella no me “lee” tan bien como cree a veces…bueno, igual gracias por haberme escuchado un rato. Chau, Juan

Me paré de la cocina y el reflejo del vidrio roto dejó de brillar sobre mi cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario