lunes, 18 de julio de 2011

Después de todo, Alicia...(I)


Capitulo I:
Mis abuelos hablaban de un mundo del cual uno no quería regresar cuando era chico. Un mundo habitado por un gato que desaparecía; un espejo, una oruga que fumaba y una reina despiadada. Era un viejo libro claro. En la vieja casa de Londres, mientras me adormecía, soñaba con conocer algo parecido a las imágenes que me había creado. Un lugar de escape, un lugar real dentro de la imaginación fértil que solo los niños pueden tener. Los maderos que sostenían mi cama rota y vieja sonaban mucho en la noche y una melodía oscura se formaba cada vez que movía la cabeza de un lado a otro para acurrucarme. Mientras pasaba el tiempo en un reloj de pared yo cerraba los ojos despacio para poder transportarme…pero luego los abría para ver si aparecía algo que solo imaginaba..pero nada. Otra intento inútil en otra noche triste.
A las dos semanas llegó una carta de mi prima Alicia, que había sido internado varios meses atrás en un instituto mental. Nos decía que se encontraba muy bien y que nos vendría a visitar pronto ya que éramos la única familia que le quedaba. Yo me puse bastante contento porque mi prima era genial y siempre contaba las cosas mas maravillosas mientras paseábamos por el parque. Además era linda y siempre tenía una sonrisa para todo aquél que quisiera escuchar uno de sus cuentos. La expresión de mis abuelos al enterarse de esta noticia no fue de mi agrado; se les veía un poco impacientes y pensativos tal vez porque no la veíamos hace tanto tiempo, o tal vez porque siempre fue un alma inquieta y preguntaba absolutamente todo sobre todas las cosas para luego crear un porqué o una propia versión de la respuesta que había recibido.
Yo, por el contrario, feliz. Es cierto que era mucho mayor que yo (creo que tenía 15 años) mientras que yo solo tengo 8. Nunca tuve hermanos y a mis papis vi poco antes de que murieran en un accidente así que Alicia lo es todo para mí. Ella y los abuelos claro está. Pero ellos están viejitos y no salen a jugar mucho conmigo por no se que cosas del corazón.  Amigos no tengo porque siempre me miran muy raro en el colegio, tal vez por que leo mucho o porque soy chiquito de estatura y nunca quisieron darme un perrito asi que aprendí a sumergirme en aquellos libros con figuritas de animales y mi abuelita me construyó un perrito de papel con sus largas tijeras que duerme en mi cómoda al costado de mi yoyo y mi vaso de agua que por las noches suelo tomar. Mi pijamita de color rojo está muy gastado pero no lo boto porque me lo regaló mi mamá y papá antes del accidente y me lo pongo con mucho cuidado porque estoy creciendo un poquito.
El lunes por la mañana mi abuelo me dijo que Alicia llegaría y que me levante muy temprano para irla a recoger. Hoy he ido recogiendo nueces de árboles de la casa para que mi abuela haga un pastel de esos tan ricos y le corté un perrito de papel para regalárselo cuando llegue y lo ponga al costado de su cómoda como yo. Espero que no haya crecido tanto porque me gustaría que me saque al parque a jugar por lo menos un ratito. Me da miedo salir porque está lleno de niños más grandes que yo y no los conozco pero me da la impresión de que no van a querer jugar conmigo…además yo no tengo juguetes. Ojalá Alicia me pueda traer uno pero si no, no importa porque igual estoy feliz de que venga a quedarse a vivir con nosotros una temporada. Hay un par de libros que quiero que me lea con esas voces extrañas que ella puede hacer y espero que le gusten a ella también porque me costó mucho hacer que el abuelo los saque de la biblioteca de la casa porque estaban en los anaqueles más altos. Los dibujos son medios raros y no entiendo todo pero se que ella me va a poder explicar lo que dicen los personajes cuando me los lea….
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Hoy llegó Alicia…que demacrada está! Los ojos lo tenía tristes y perdidos, como si siempre estuviera pensando en quién sabe qué cosas y cuando me miró sonrió débilmente pero igual me tomó de la mano y eso me gustó mucho. Los abuelos la miraron poco y llevaron sus maletas al taxi que nos llevaría a casa. Una vez que llegamos nos sentamos a almorzar y mientras yo la miraba para ver si me contaba algo nuevo y fascinante, no pronunció palabra alguna y me sentí muy triste por verla así.
Mi habitación la compartiríamos porque no hay más espacio en la casa y cuando le regalé el perrito de papel solo dijo gracias y se echó rápidamente a descansar porque me dijo que el viaje había sido muy largo y que necesitaba dormir pero que no me vaya de su lado. Ni siquiera tuve tiempo de enseñarle el libro ese que quería que me leyera…bueno será para mañana y espero que me saque al parque un rato…
A la mañana siguiente, Alicia se levantó temprano y fue a despertarme; amaneció mejor con una gran sonrisa diciéndome que había dormido como nunca y que se sentía muy contenta por eso. Le pregunté si después de bañarme me podía llevar al parque y me dijo que sí, como no, que me apure. Yo salí corriendo hacia la ducha y me jaboné y me limpié; me puse la ropa que me regaló mi abuela en navidad del año pasado y estuve muy feliz. Salimos al parque a jugar y ni siquiera habíamos desayunado…ojalá se quede por siempre porque sin ella esta calle es muy aburrida…
Al regresar a casa le enseñé la biblioteca. Le fascinaba leer así que empezó a analizar los libros que el abuelo había adquirido a lo largo de los años…de repente su sonrisa se terminó de súbito. Agarró un libro viejo con la portada maltratada y muy seria me dijo: “Esta noche leamos este juntos”. Yo me quedé callado y un poco asustado pero no le dije nada porque confío siempre en ella. Llevamos el libro a la recámara y luego bajamos porque la abuela había hecho tarta de manzana para la cena.
(Fin de la primera parte)

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