martes, 2 de agosto de 2011

Quién sabe, Alicia...(III)

“Aquí fue” – dijo ella. “Lo recuerdo bien.” El conejo olfateó el lugar y miró compulsivamente su reloj. “Así es.” Dijo él. “Aquí murió la reina”. Yo no entendía bien de quién hablaban pero me aferraba a la falda de Alicia.
“Debemos desenterrarla ahora.” Yo la miré petrificado y ella me decía que confíe. “Te explico lo que pasó paso a paso…Yo caí por un hueco hace muchos años y luego crecí un poco más y regresé para vivir otra aventura más…cuando regresé a nuestro mundo real pensaron que estaba loca y que no podía hilar palabras ni actos. Me metieron en un manicomio en donde sufrí lo impensable. Todo por que los demás no entendían qué me pasaba, se asustaron y me castigaron por 2 años. El abuelo, astuto, había escondido el libro y tú lo encontraste…pura coincidencia? No lo creo. Ahora debemos empezar por donde terminó mi última aventura…con la muerte de la reina que reinaba con tiranía en estas tierras hermosas….me ayudarás?
Dije que sí. Que le iba a decir?
Desenterramos un cuerpo con un vestido gracioso y pronto Alicia halló lo que buscaba. Un cetro. De pronto volvió el color a sus mejillas, ese color precioso que tanto me encantaba y hasta me regaló una sonrisa y un beso mágico en la frente y yo sonreí. El conejo nos dijo: “Pronto. Pronto. Escondámonos. Están cerca…”
Yo ya ni pregunté quién estaba cerca. Solamenter asumí que en algún momento Alicia me lo iba a decir todo, cuando en realidad podamos descansar. Por el momento a seguir corriendo.

Llegamos a un llano entre verde y rojo por el fuego que lo consumía. De pronto Alicia se puso muy triste y me indicó que revisara mis bolsillos en busca de algo inusual. Cuando así lo hice me di cuenta que tenía 3 frascos con brebajes de diferentes colores; uno azul, otro verde y otro rojo. Me dijo que los cuidará porque me ayudarían en el camino. Acto seguido ella se revisó los bolsillos y encontró un pequeño libro de adivinanzas, hilo y aguja y un papel con un dibujo raro. Los guardó como si supiera qué hacer con ellos y me dijo que no haga nada hasta que ella me indicase como actuar. El conejo halló un refugio y dijo: “Allí podremos descansar por el momento lejos de la Legión de los NoNatos y les podré contar que es lo que debemos hacer ahora. El gato nos espera con una de sus entretenidas historias y quién sabe, quiera ayudarnos otra vez.
Corrí maravillado por la atmósfera que se creaba arriba, debajo, al costado mío por cada paso como si mi mente pudiera estar creando estas cosas y empecé a disfrutar esto un poco la verdad. Llegamos al refugio que nos cobijaba como un cristal en donde puedes esconderte sin que te pase nada afuera y puedas descansar un poquito de todo el paisaje y el terror que sucedía afuera. El conejo vociferó “erba aroha” y el cristal abrió una compuerta. Al correr por el borde casi caigo pero Alicia cogió de mi brazo fuertemente y me hizo retomar el equilibrio.
En la puerta unos ojos y una sonrisa se dibujaron.

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