viernes, 14 de octubre de 2011

A quien lo merezca:

A quien lo merezca:
Perdoname la impaciencia. El mal humor. La broma pesada o, lo que es peor, la broma mal intencionada que se ha hecho más punzante mientras pasan los años. Perdoname también, la escusa falsa o la falta de comunicación. No, no es que haya estado ocupado. Es que quise aparentar lo que no soy, decir lo que no es, obviar lo obvio.
Mi nombre es uno más y mi pensamiento también. No he inventado ningún acorde nuevo, no he dicho nada que no hayas escuchado antes ni he fumado un cigarro que tu no hayas fumado. He viajado para convencerme que el mejor país del mundo es el mío.He tomado el peor trago del mundo en compañía de los mejores amigos y supo fenomenal. He bebido el que es considerado el mejor vino del mundo junto a gente con sacos y máscaras y me supo a basura. He dejado de hacer mucho más que los demás y me he sentido igual que tú a veces: solo, alegre, con esperanzas, orgulloso, envidioso y con un cambio de temperamentos digno de hacer caer Roma. He mandado a rodar a mil personas que hicieron lo mismo y me veo en el espejo cada día con ojeras un poquito más pronunciadas. Y me río.
Soy lo que soy. Y eso es exactamente lo que me hace diferente. Solo alguien de las millones de personas caminando por las mismas calles hasta ver mi muerte pasar saludándome de vez en cuando pero aún sin tocarme. Debo decir que cada vez la veo más bonita así no la quiera.
No me asusta el bien o el mal. Los comparo, los observo elijo uno o el otro dependiendo de la situación. La indiferencia, eso sí, a veces me aterra. La injusticia no es perdonable bajo ningún punto de vista, la conchudez es mi enemiga a muerte y cada vez que dispara yo disparo antes. La aborrezco a morir literalmente.
Así que si un día nos hemos cruzado y no te saludé, te obvié o me hice el interesante pues, disculpa mi tonta actitud. Y espero verte de nuevo para detenerme un momento siquiera para poder hablar e inundarte de esas preguntas coloquiales que tanto nos enorgullecen porque de algo deben servir, me imagino.
 Ah, como puedes ver, el sarcasmo sigue siendo un buen amigo y hasta es contagioso. Pero, te aseguro, el saludo será sincero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario