Tanto se ha hablado de él que la historia no parece real...creado con la última gota de tintero de un cómic en su último número (Amazing Fantasy #15), Stan Lee y Steve Ditko estaban de acuerdo en ponerlo como capítulo final de la serie en cuestión, aunque la editorial había dicho que no previamente. Siguiendo su instinto, Lee y Ditko obviaron la negativa y publicaron al muchachito nerd que fue picado por una araña radioactiva; lleno de problemas económicos, joven brillante, noble y justo...The Amazing Spider-man se apoderó de la nación norteamericana desde la publicación de su número 1.
Casi 50 años después, millones de seguidores de todas las edades esperan el nuevo número para ver en que anda nuestro entrañable Peter Parker.
Yo, fui y soy uno de ellos, soñador y seguidor del arácnido hasta estos días (pero solo de numeros antiguos porque los actuales perdieron todo su "appeal" desde que se publicó "One More Day" y Joe Quesada -actual cabeza de Marvel - se burló sin remordimientos del gran legado que Steve Ditko, Stan Lee y John Romita nos dejaron).
De repente, con un poco de esfuerzo, ante la mirada atónita de varias personas y a los 20 años retomé lo que había dejado por este personaje y el qué dirán de la época: la pasión por la colección. Y me fui sumergiendo nuevamente en las lecturas de los primeros y difíciles numeros de conseguir de este personaje, recordando tal vez alguna viñeta que había visto cuando tenía 4 o 5 años...la pasión regresó como al niño al que le dan la oportunidad de coleccionar sin límite de edad ni billetera y que quiere tenerlo todo.
El personaje que me acompañaba cuando me habían gritado o lloraba en mi cama de miedo en la oscuridad, el que caminaba conmigo en forma de muñeco viejo para poder prender la luz; el que hacía que la mente vuele y se creen las historias más fantásticas en donde él y yo éramos protagonistas, al que lleve alguna vez escondido en el bolsillo a la escuela en mi primer día, había vuelto en mis veintitantos años.
Bienvenido viejo y fiel amigo, esperé bastante para volver a leerte...y valió cada centavo, queja y problema porque las ganas de ser niño de vez en cuando no muere nunca en mí.
Thwipp!
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